lunes, 4 de julio de 2011

Sharismo: la esencia de la web 2.0

Es una de las preguntas que acecha a muchos desde el éxito rotundo, primero del P2P, después de la web 2.0….
¿Porqué compartimos? ¿Hemos querido hacerlo siempre? ¿Porqué lo hacemos ahora? ¿Qué ganamos con ello?

Y relacionado con todo ello ¿Cómo fomentar la interiorización de esta actitud, imprescindible para la participación en cualquier comunidad?
En cuanto a los bloggers, a pesar de haber recibido críticas ilustradas o comentarios de trolls ocasionales, muchos seguimos pasando nuestras horas escribiendo materiales, motivándonos en mayor medida cuanto más nos acercamos a las necesidades de quienes nos leen, cuanto más….Compartimos.
Responde a estas preguntas el reciente texto de Isaac Mao,  traducido por Emilio Quintana.
Y no es que sea una idea nueva. Hereda ideas del Conectivismo en aprendizaje, de laIntercreatividad (Berners-Lee), la  Inteligencia colectiva (Lévy), las Multitudes Inteligentes (Rheingold), la Sabiduría de las Multitudes (Surowiecki) o la Arquitectura de la Participación (O’Reilly).
De hecho, el sentido común nos dice que somos animales sociales en base a que siempre tenemos algo que consideramos único y que merece la pena en la medida en que es compartido.
Lo que sí es nuevo o más elaborado es su vinculación a la crítica social. Se propone como ideología alternativa a capitalismo, comunismo, socialismo, etc…, como ideario político que propone soluciones de mejora en la línea de la filosofía open-source que nos libere de años de control social, de restricciones a la libertad de las ideas, a nuestra tendencia natural a aprender con y de los demás.
También desde las teorías del aprendizaje colaborativo u organizacional, desde las actuales teorías del Knowledge Management se reconoce la colaboración como la herramienta más potente entre las disponibles para aprender.
Me ha gustado, leyendo acerca del tema, especialmente, el siguiente gráfico, que creo que ilustra a la perfección la idea de Mao:
(Holsapple (ed) Handbook on Knowledge management. Springer 2003, pag. 316)
El gráfico ilustra la teoría de Rick Dove: La inteligencia individual es asimilable a una neurona. La inteligencia grupal, que desafía cualquier intento de localización, captura o  aislamiento,  distribuida y fluida como nuestro propio cerebro.
¿Recordáis los fractales? Los gráficos creados a imagen y semejanza de la naturaleza repitiendo patrones desde lo microscópico a lo universal? Podrían ser también metáfora de la nueva era.
Os dejo algunas de las ideas del “Sharism” o Sharismo, esta nueva doctrina:
“Con la Gente de la World Wide Web comunicando de forma más total y libre en la nueva red (“social media”), a la vez que congregándose en un boom de contenido 2.0, se hace necesario estudiar más de cerca la dinámica interna de una explosión tan creativa. ¿Qué es lo que motiva a los que participan en este movimiento y qué futuro quieren crear?
Hay un hecho clave: los que comparten están acumulando capital social y una superabundancia de respeto por parte de la comunidad. El factor clave que motiva la nueva red, y el núcleo espiritual de la Web 2.0, reside en un cambio en la forma de pensar que llamamos sharismo.
El sharismo propone una reorientación de los valores personales. Lo vemos en el Contenido Generado por el Usuario. Es la promesa de Creative Commons. Está en los planes de las iniciativas culturales orientadas al futuro. El sharismo es también una práctica mental que cualquiera puede probar, una actitud socio-psicológica que busca transformar un mundo amplio y aislado en un Cerebro Social super-inteligente.”
LA DOCTRINA NEURONA: El sharismo está codificado en el genoma humano. Aunque eclipsado por los muchos pragmatismos de la vida diaria, la teoría del sharismo funda sus bases en la neurociencia y su estudio del modelo de funcionamiento del cerebro humano.
A pesar de que no sabemos completamente cómo funciona el cerebro en su conjunto, tenemos un modelo del mecanismo funcional del sistema nervioso y sus neuronas. Una neurona no es una simple célula orgánica, sino un procesador biológico eléctricamente excitable y muy poderoso. Grupos de neuronas forman redes ampliamente interconectadas que, mediante el cambio en la fortaleza de las sinapsis entre células, son capaces de procesar información, y aprender. Una neurona, al compartir señales químicas con las que la rodean, es capaz de integrarse en redes más significativas que la mantienen activa y viva. Además, esta lógica tan simple  se repite y amplificada, ya que todas las neuronas funcionan básicamente según este principio de conectar y compartir.
Por su propia naturaleza el cerebro es algo abierto. Una red neuronal existe con la finalidad de compartir actividad e información, y yo creo que este modelo cerebral debería inspirarnos ideas y decisiones sobre las redes de colaboración humanas.
Es decir, nuestro cerebro fomenta la idea de compartir por su propia naturaleza. Esto tiene profundas implicaciones sobre el proceso creativo. Allí donde exista una intención de crear, será más fácil generar ideas más creativas si se tiene en cuenta  de forma rigurosa el proceso de intercambio (“sharing process”). El proceso de formación de ideas no es lineal, sino que se parece a una avalancha de amplificaciones sucesivas a lo largo de la senda del pensamiento (“thinking path”). Se mueve como una especie de bola de nieve creativa. Si tu sistema cognitivo interno fomenta el compartir, es posible gestionar una retroalimentación continua de felicidad (“feedback loop of happiness”), que a cambio te ayudará a generar más ideas todavía.”
Una cultura que no comparte (“non-sharing culture”) nos engaña con su absoluta separación de Espacio Privado y Espacio Público. Hace de la acción creativa una elección binaria entre lo público y lo privado, lo abierto y lo cerrado. Esto abre una brecha en el espectro del conocimiento. Aunque esta brecha tiene el potencial de convertirse en un espacio creativo valioso, la inquietud por la privacidad hace que esta brecha sea difícil de cerrar. No debería sorprendernos que, para sentirse seguros, la mayoría de la gente mantenga lo que podría compartir como privado y adopte una actitud “cerrada”. Tienen miedo de que Internet genere una capacidad de abuso contra la que no puedan luchar solos.
Sin embargo, la paradoja es esta: Cuanto menos compartes, menos poder tienes.
“La rápida emergencia de las aplicaciones sociales que permiten comunicar y cooperar, dejando que la gente pueda intercambiar contenido de un servicio a otro, está dando la posibilidad a los usuarios de introducir sus memes en un ecosistema interconectado. Esta interconectividad permite que los memes viajen a través de múltiples redes online, pudiendo alcanzar una amplia audiencia. Como resultado, un sistema de microconexiones de este tipo está haciendo de las plataformas sociales una auténtica alternativa a los medios de comunicación tradicionales. Estas nuevas tecnologías están haciendo revivir el sharismo en nuestra cultura cerrada.”
“Cuanta más gente creativa participe en el espíritu del sharismo, más fácil será lograr unos medios de comunicación 2.0 bien equilibrados y equitativos hechos por la gente misma a su medida. Los medios de comunicación no serán controlados por ninguna persona concreta sino que residirán en la propia distribución de la red social. Los “shareros” (Héroes del sharism) se convertirán de forma natural en los líderes de opinión de la nueva red. Los derechos sobre los medios de comunicación pertenecerán a todos. Tú mismo puedes ser productor y consumidor en un sistema de este tipo.”
“El sharismo es el Espíritu de la Era de la Web 2.0. Tiene la consistencia de una epistemología naturalizada y de una axiología modernizada, pero también conlleva la promesa de una nueva filosofía en Internet. El sharismo pretende transformar el mundo en un Cerebro Social emergente: un híbrido interconectado de gente y software. Somos Neuronas en Red conectadas entre sí por las sinapsis del software social.”
“La democracia emergente solo se hará realidad cuando el sharismo se convierta en una competencia básica (“literacy”) de la mayoría, el tipo de competencia que Howard Rheingold describe en su libro [1]. Puesto que el sharismo puede mejorar la comunicación, la colaboración y la comprensión mutua, creo que tiene también un lugar en el sistema educativo.
El sharismo puede ser implementado en cualquier discurso cultural, CoP (comunidad de práctica) o contexto de resolución de conflictos. Es también un antídoto contra la depresión social, ya que no compartir supone un lastre que arrastra hacia abajo nuestra sociedad. En los países totalitarios de antes y de ahora, este ciclo descendente es aún más evidente.
El mundo futuro será un híbrido de humano y máquina que generará mejores y más rápidas decisiones en cualquier momento, en cualquier parte. El flujo de información entre mentes se hará más flexible y más productivo. Estas amplias redes colaborativas dedicadas a compartir darán lugar a un nuevo orden social – una Revolución de la Mente.”
[1] Howard Rheingold : http://en.wikipedia.org/wiki/Howard_Rheingold
Y para finalizar, una presentación que ilustra muy bien la idea:

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