Basadas en la misma filosofía de compartir, estas herramientas resuelven dudas a los trabajadores, ahorran tiempo y sirven para reforzar la relación profesional en el seno de la organización.
Cada vez con mayor empeño empresas, tanto grandes como pequeñas, están apostando por las redes sociales internas. Se trata de plataformas creadas a partir de la experiencia de Facebook. Algunas tienen una interfaz más seria aunque en otras el entorno es más relajado y se parece más al creado por la compañía que ha logrado obtener casi 700 millones de usuarios.
Algunos pensarán que es por moda, pero desde las compañías se defiende la gran utilidad de estas herramientas. Las redes sociales internas se están convirtiendo en un instrumento más de trabajo y su adopción está creciendo rápidamente. Tratándose de un fenómeno relativamente nuevo, la firma de software Salesforce.com afirma que unas 80.000 empresas ya se sirven de su red social destinada a entornos corporativos, Chatter. Hace un año, cuando se lanzó, solamente contaba con 10.000 asociados.
Según recoge The New York Times, la startup Yammer, que también se dedica a este tipo de negocio, ha experimentado un sólido crecimiento y tiene alrededor de 100.000 clientes. Otras compañías con intereses en el sector del software para empresas, como SAP, Cisco, Socialtext o VMware – que compró recientemente una firma especializada – también tratan de hacerse un hueco en el nuevo mercado.
¿Qué aportan las redes sociales corporativas?
Las redes sociales internas se pueden convertir en una herramienta de trabajo más. Pero no se quedan ahí sino que potencian un vínculo que no tiene muchos caminos para fortalecerse. La fraternidad y el compañerismo entre los empleados es uno de los beneficios que producen estas plataformas, que facilitan el intercambio de experiencias y el conocimiento mutuo.
Aparate de este componente que fomenta la construcción de un equipo y la identificación con otras personas que trabajan en la misma empresa, existen ventajas concretas. La resolución de dudas se hace más sencilla, al no tener que recurrir procedimientos archivados en algún lugar del servidor, perdiéndose además la formalidad de estos documentos. Es más fácil que un empleado le explique algo a otro de tú a tú, antes que leer un buen número de páginas técnicas.
Además, la duda resuelta se queda allí para todos, como sucede en un foro. Una red social corporativa facilita asimismo la colaboración entre los empleados. No sustituye a herramientas colaborativas específicas, pero al facilitar la comunicación, ocurre lo propio con el intercambio de conocimiento.
El abandono del envío masivo de email es otra de las ventajas. Es más sencillo colgar un mensaje para que lo vea todo el mundo en la red social. Los empleados también pueden conectarse con otros que trabajan en proyectos similares o desempeñan una función parecida en sitios alejados entre sí.
El problema de siempre: la gestión de la información
Tal vez el principal problema que afrontan las redes sociales corporativas es el de la gestión y protección de la información. Habitualmente este es un tema escabroso. Los secretos empresariales o sencillamente algunos datos que todavía están en manos de un reducido número de personas tendrían una vía por donde filtrarse.
Estas redes sociales generalmente tienen un sistema para restringir la información a ciertos círculos o que ésta se difunda según estipule el cliente. Pero lo que es más complicado tiene que ver con el lugar donde están almacenados los datos. Algunos proveedores de redes sociales corporativas utilizan sus propios servidores, lo que puede suponer la externalización de detalles importantes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario